La verdadera visualización es un don, un atributo de Dios, y el poder de la visión obrando en la inteligencia (espíritu) del hombre.
Cuando se representa en la mente consciente un deseo que se quiere ver realizado, se usa uno de los más poderosos medios que hayan sido dados al hombre para hacer que se cumpla su deseo en su visible y tangible realidad.
Ante todo, estamos seguros de que jamás fue realizada forma alguna en el Universo sin que alguien la haya creado conscientemente y mantenido en su pensamiento.
Quiero darles un ejercicio por medio del cual podrán desarrollar conscientemente, controlar y dirigir sus visualizaciones con el propósito de una realización determinada.
La primera fase es la de fijarse un plan claramente definido o un deseo a realizar. Vean que esto sea con un fin constructivo, honorable, digno de su tiempo y de sus esfuerzos. Su finalidad debe ser honesta, tanto hacia ustedes mismos como hacia los demás. No debe ser, en caso alguno, un capricho, una fantasía, un antojo o, simplemente, la satisfacción de apetitos de los sentidos físicos.
La segunda fase es la de expresar su plan con palabras, con toda claridad y de una manera tan concisa como sea posible. Escríbanlo; de esta manera registran su deseo en el mundo externo visible y tangible.
La tercera fase es la de evocar una imagen mental de su deseo o plan en su realización, su perfecta condición y actividad. Mediten en el hecho de que les es posible crear y ver una imagen en el pensamiento, sepan que esto es el tributo de Dios, su poder de visión obrando por nosotros.
La sustancia usada para dar forma a su imagen Y a su Plan es la pura sustancia divina, por lo que deben deducir que sólo Dios es el autor, que él es el acto y la acción, que él es la realización de cada forma constructiva que en cualquier tiempo se haya manifestado.
Si siguen estas tres fases de manera adecuada, es imposible que su plan no se manifieste en su mundo visible. Practiquen con frecuencia, durante la jornada, la redacción que hayan hecho de su plan o deseo, y siempre antes de dormirse, porque es entonces cuando la imagen deja una impresión profunda en su consciencia humana y ahí permanece sin ser turbada durante las horas de su sueño. Así, la imagen se registra profundamente en la mente externa a fin de permitir que se engendre y acumule bastante fuerza para traerla a la experiencia de la vida externa.
De esta manera, pueden llevar todo deseo o imagen en conciencia durante el sueño. En el corazón del Gran Silencio, la imagen se carga de todo poder y actividad divinos. No deben discutir con los demás ni revelarles, bajo ningún pretexto, nada concerniente a su deseo o actividad de visualización. Esto es un imperativo absoluto. No hablen de su visión. Millares de deseos, ambiciones o ideales se manifestarían en la experiencia externa de ciertas personas, si no hubieran discutido ello con sus amigos o conocidos.
Cuanto más grande sea la acumulación de la energía engendrada por su visualización, su contemplación y el sentimiento de realidad de su imagen, con más rapidez vendra su manifestación a su experiencia externa.
Cuando toman la determinación de tener una experiencia por el empleo consciente de la visualización dirigida, les identifican con la Ley-Dios. La Ley del Único, que no conoce oposición. Deben tomar su decisión y mantenerla con todas sus fuerzas. Significa esto que toman una decisión irrevocable y que deben mantenerse en ello. Con este fin, dense cuenta que es Dios quien sabe, que es Dios quien siente, que es Dios quien manifiesta y quien controla todas las cosas que conciernen a su plan. Es la Ley de la Unidad con Dios; y no de Dios sólo.
Hasta el momento que el estudiante no comprenda perfectamente esto, jamás tendrá manifestación alguna. Porque en el momento en que un elemento humano entra en juego, la quitan de las manos de Dios, y naturalmente, este plan no puede manifestarse porque lo neutralizan con sus conceptos humanos de tiempo, de espacio, de lugar y mil otras condiciones imaginarias que son desconocidas para Dios.
Nadie puede conocer a Dios, en tanto que admita una fuerza opuesta a Dios, porque aceptando que dos fuerzas puedan obrar simultáneamente, neutraliza la actividad de éstas. Cuando hayan alcanzado este punto de neutralización, no tendrán ninguna cualidad en un sentido o en otro. No tendrán resultado ni manifestación alguna de las que esperan.
En cambio, si reconocen a Dios -El Único-, la Perfección se manifiesta instantáneamente, porque no hay nada que se oponga a ella o que la neutralice — no hay intervención del elemento tiempo. En estas condiciones, todo se cumple, ya nada puede oponerse al decreto de Dios. Nadie mejorará sus condiciones de vida mientras que no desee la Perfección, en tanto que persiste en creer en un poder opuesto a Dios o en la existencia de algo fuera de él y en él que pueda impedir que se exprese la Perfección divina.
El hecho de aceptar una cosa inferior a Dios —al Todo Divino— constituye elección deliberada de la imperfección y esto fue precisamente lo que provocó la caída del hombre.
El hombre, en razón de su libre arbitrio, puede escoger a cada instante entre la Perfección o la imperfección —sea dicho aparte, no hace falta más energía para representar la Perfección que para lo contrario. Son ustedes los que representan al Creador para producir la Perfección en su entorno, en el lugar que ocupan en el Universo. Para realizar la Perfección y la Soberanía, no pueden conocer y aceptar sino la Ley del Único. La Unidad Divina existe y controla todo completamente en el Universo. Sonla consciencia individualizada de la Vida, la Única Suprema Presencia de la Gran Llama de Amor y de Luz. Sólo a ustedes pertenece la elección y el Poder de decretar en qué forma an a investir su vida, porque son la única energía que anima su mundo y su campo de acción.
Eliminen de su mente toda duda o todo temor en lo que concierne al cumplimiento de su visualización. Si penetran en sus pensamientos, sus sentimientos y sus conciencias, sugestiones de imperfección, que no son sino emanaciones humanas, cambienlas inmediatamente por el pleno reconocimiento de que su Yo Divino y su entorno son la Vida de el único Dios.
No fijen limite en lo que concierne al momento de su realización y vivan en el presente. Apégense a esta disciplina, practíquenla y dispondrán de un Poder de acción irresistible que no ha fallado ni puede fallar jamás.
Recuerden siempre que su facultad de imaginación es de origen divino. Cuando hayan comprendido esto y meditado profunda y frecuentemente en ello, todo en el Universo se precipitará para colmar sus deseos, para ejecutar su orden, para producir la manifestación deseada, porque será enteramente constructiva y de acuerdo con el Plan Divino Original para toda vida y autoconsciente.
Si el yo externo acepta verdaderamente el Plan Divino, no puede haber dilación ni fracaso, porque toda la energía empleada es naturalmente perfecta y se precipita para servir a su creador. No hay otra predestinación que la Perfección.
Si su deseo o su visión son constructivos, representan a Dios regocijándose ante su propio plan. La Visión de Dios es un decreto o un mandato irrevocable de manifestación instantánea.
En la creación de esta Tierra y de este sistema de mundos. Dios dijo: "Que la Luz sea y la Luz fue". No fueron necesarios "Eones" de tiempo para crear la Luz. Esta misma Presencia de Dios está en ustedes, ahora, y cuando visualizan y decretan, son los Dones de la Visión y del Verbo Creador los que obran en ustedes y por ustedes.
Si son conscientes de lo que esto significa verdaderamente, pueden mandar su poder y su Autoridad, porque son su Consciencia de Vida.
Sólo la consciencia de su propia Vida es la que puede mandar visualizar o desear un Plan constructivo y perfecto. Todo Plan constructivo es una parte del Plan Divino. Tienen pues la seguridad de que Dios está en Acción y que Él manda: "QUE ESTE DESEO O ESTE PLAN SE MANIFIESTE AHORA", y está cumplido.
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